Esto sólo abre la puerta a reflexionar sobre una enorme cantidad de héroes en las 4 ruedas que, al igual que en el caso de The Rooster, dejaron constancia de su voluntad y amor por la velocidad a prueba de todo, incluidos los huesos rotos.
Nada que un poco de yeso, clavos y una placa no pueda curar, y eso bien lo supieron estos 5 nombres que leerás a continuación, famosos entre otras cosas por dominar el dolor y ponerlo en segundo plano con tal de sumar historias memorables.
El Ironhead tuvo muchas tardes épicas en las que se consolidó como uno de los más grandes y, en 1996, no fue la excepción. Semanas después de sufrir un brutal accidente en Talladega que lo dejó con la clavícula rota, el esternón fracturado y medio cuerpo lleno de hematomas, demostró que la resistencia es un atributo clave que debe poseer cualquier piloto.
Earnhardt respiraba con dificultad y apenas podía mover el brazo, pero en Pocono disfrazó sus dolencias, se subió a su auto con férula incluida y no dejó de competir en una dura carrera que ganó para guardar en su vitrina repleta de triunfos, 76 para ser exactos, aunque no todos tan físicamente demandantes como éste.
Hablando de Pocono, Tony Stewart sufrió un accidente en dicho óvalo que también le costó una fractura de clavícula y varias costillas.
Ni las dificultades para respirar o el dolor pudieron frenar al #20 de Joe Gibbs Racing, que se subió a su Home Depot Pontiac para competir en Watkins Glen, uno de los circuitos más difíciles del calendario.
Con su torso vendado, el nacido en Columbus regaló una exhibición de ensueño, corriendo con agresividad, sin miedo a sufrir otro accidente, y dejó muestra de su grandeza tras conseguir su segunda victoria de la temporada, un impulso que a la larga lo llevó a lograr la primera de sus 3 coronas unos meses después.
Para nadie es un secreto que Kyle Busch es un verdadero badass de la industria, un tipo cuya fortaleza física impone y contrasta con su gran corazón.
Este perfil es idóneo para una división tan complicada como la NASCAR Truck Series, donde el menor error tiene costo, tal como le pasó al de 1.85, quien se fracturó el meñique derecho tras un choque.
Podría pensarse que fuera del dolor agudo, esto no afectaría demasiado, más dicha parte del cuerpo es vital para controlar el volante y los cambios, algo que no frenó al norteamericano, pues a pesar de la molestia constante fue incapaz de bajar la intensidad en los entrenamientos de cara a Sonoma.
Ahí demostró ser a prueba de curvas cerradas y volantes complicados, liderando 78 de las 112 vueltas hasta subirse a la cima del podio, un triunfo infravalorado en su trayectoria.
En NASCAR no existen los días de incapacidad, tal como mostró Denny Hamlin en 2010.
Previo a una carrera en Texas, el #11 de Joe Gibbs Racing lidiaba con un ligamento desgarrado en la rodilla izquierda que lo obligó a pasar por el hospital.
El tiempo de recuperación fue prácticamente nulo, y debido a la cercanía con la competencia, el piloto que ni siquiera podía caminar sin ayuda se subió como pudo al auto, decidido a no ceder terreno en un campeonato muy apretado.
A pesar de las molestias, Denny fue capaz de conquistar el óvalo de 1.5 millas, llegando a la meta como líder, otra historia de película en una temporada donde finalizó subcampeón contra Jimmie Johnson.
Un año después de este hecho, nuevamente el automovilismo presenció lo que son capaces de lograr estos hombres de acero, ahora en Kansas, donde Brad Keselowski ganó con un tobillo roto y múltiples heridas en la pierna izquierda.
El nacido en Rochester Hills se lastimó durante un test en Road Atlanta y, con mucho esfuerzo, participó en una competición donde su equipo debió auxiliarlo hasta antes del arranque.
Ya detrás del volante se transformó y, con concentración total, le arrebató el triunfo a sus contrincantes en un épico cierre de carrera, mismo que fue clave para su trayectoria, ya que en 2012 lograría ganar la NASCAR Cup Series.
¿Qué otras historias recuerdas sobre pilotos que corrieron con fracturas?